En febrero de 1942, Valenzi fue condenado a cadena perpetua y trabajos forzados en la fortaleza argelina de Lambèse. Los diseños de Lambèse constituyen uno de los ciclos más importantes en la producción artística de Valenzi y treinta años más tarde se traducirán en pinturas o incluso en objetos de cerámica, producidos por empresas de Vietri sul Mare bajo la dirección de Geppino Cilento. 

Estas imágenes, como escribe Claudio Strinati en el catálogo de la exposición "Maurizio Valenzi. Arte y Política", describen una humanidad ni triste ni alegre, en una especie de limbo, "de los dolientes suspendidos en medio de los males del mundo, pero que parecen extrañamente intocados por la mala suerte".