Con el Tránsito de San Giuseppe, Fracanzano desarrolla, en una fase ya madura de su carrera, una pintura que se destaca por sus modalidades estilísticas fluidas y envolventes, gracias al uso de una gama cromática con matices iluminados y unas figuras elegantes y refinadas - reunidos alrededor de San José moribundo y envueltos en grandes y ondulados ropajes en delicados tonos pastel- dan vida a una atmósfera que no transmite el patetismo dramático que uno esperaría ante el trágico evento que está por ocurrir, sino que sugiere una sensación de melancolía tranquila, lírica y dulce.