El cuadro representa a una Trinidad agitada en una especie de Trono barroco de la Misericordia. Cristo en la parte superior izquierda del lienzo señala con el dedo hacia la ciudad de Nápoles mientras con el brazo derecho levantado la amenaza con un rayo. San Gennaro le ruega a Cristo que detenga su furia. Dios Padre, marginado en este drama celestial en la parte superior derecha del lienzo, hace ambiguos gestos de bendición hacia su hijo. Nápoles, a lo lejos, delicadamente retratada entre el mar y las lejanas colinas, yace bajo nubes evanescentes, apacible y dichosa.

Con el Tránsito de San Giuseppe, Fracanzano desarrolla, en una fase ya madura de su carrera, una pintura que se destaca por sus modalidades estilísticas fluidas y envolventes, gracias al uso de una gama cromática con matices iluminados y unas figuras elegantes y refinadas - reunidos alrededor de San José moribundo y envueltos en grandes y ondulados ropajes en delicados tonos pastel- dan vida a una atmósfera que no transmite el patetismo dramático que uno esperaría ante el trágico evento que está por ocurrir, sino que sugiere una sensación de melancolía tranquila, lírica y dulce.

El lienzo fue pintado en 1568 por Bernardino Campi a instancias de Vespasiano Gonzaga Colonna. Es una réplica parcial de la pintura con las Santas Cecilia y Santa Catalina en la capilla de Santa Cecilia de la iglesia de San Sigismondo en Cremona. Probablemente ubicado en el Palacio Ducal de Sabbioneta, fue trasladado a Nápoles en 1594 por Isabella Gonzaga, princesa de Stigliano, hija y única heredera de Vespasiano. Cecilia, sentada frente a un órgano positivo, luce una preciosa diadema con unos collares de perlas en la cabeza y un cinturón lleno de piedras preciosas, así como el broche que sujeta la manga al vestido. El virtuosismo de las joyas remite al aprendizaje de Bernardino Campi en el taller de orfebrería de su padre Pietro, mientras que la refinada elegancia de la figura remite a los modelos flamencos.

Considerado "el primer pintor hoy en Nápoles" como el autoritario padre abad D. Placido TroyIi, patricio y teólogo, reconocido en su Historia General del Reino de Nápoles (Nápoles 1752, IV, 4, p. 445) Francesco de Mura en 1756 ejecutó el gran lienzo que representa a la Virgen que intercede cerca de la SS. Trinidad a favor de las almas del Purgatorio para la cripta de la Archicofradía de las SS. Trinidad de los Peregrinos. El lienzo ocupa actualmente el centro del coro y es una obra especialmente importante de su madurez porque confluyen reminiscencias de Riber (en las espaldas seniles) e incluso caravaggescas (en el ángel joven que se desliza desde arriba).

Considerado "el primer pintor hoy en Nápoles" como el autoritario padre abad D. Placido TroyIi, patricio y teólogo, reconocido en su Historia General del Reino de Nápoles (Nápoles 1752, IV, 4, p. 445) Francesco de Mura en 1756 ejecutó el gran lienzo que representa a la Virgen que intercede cerca de la SS. Trinidad a favor de las almas del Purgatorio para la cripta de la Archicofradía de las SS. Trinidad de los Peregrinos. El lienzo ocupa actualmente el centro del coro y es una obra especialmente importante de su madurez porque confluyen reminiscencias de Riber (en las espaldas seniles) e incluso caravaggescas (en el ángel joven que se desliza desde arriba).