El retrato de Lady Venetia Digby como alegoría de la Prudencia es a la vez un recuerdo de la belleza fresca y un auténtico "monumento" simbólico a las virtudes de la dama, ejecutado probablemente inmediatamente después de su temprana muerte en 1633.

Tres cupidos llevan una corona de laurel en la cabeza de la mujer noble, un tributo a su virtud. Ataviada con un gran manto rojo "anticuado" pero con un peinado y joyas que corresponden a la moda de su época, la dama está sentada sobre un sencillo bloque cuadrado de piedra, símbolo de solidez moral.

Lady Venetia acaricia dos palomas blancas, símbolo de inocencia y fidelidad conyugal, mientras sostiene en su mano derecha una serpiente, atributo tradicional de la virtud de la Prudencia. A la izquierda, tres figuras alegóricas yacen derrotadas en el suelo: al fondo, Fraude, de dos caras, encadenado; más adelante, amor profano, con los ojos vendados, y otro cupido llorando, con la antorcha apagada y las piernas terminadas en cola de serpiente, en alusión al pecado.