El Museo Capuchino de Milán fue fundado en 2001 por la necesidad de conservar, proteger y valorizar el vasto patrimonio cultural de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos de la Provincia de Lombardía.

El primer grupo de obras ya había llegado al Archivo Provincial de los Frailes Menores Capuchinos de Lombardía por diversos motivos como la necesidad de una conservación más adecuada, la seguridad y el cierre de los conventos.

Al mismo tiempo, la apertura del Museo permitió presentar al público la realidad de la Orden religiosa que, presente en Lombardía desde 1535, ha sabido ser apreciada por la población por su servicio diario entre el pueblo.

A través de obras de arte (muchas de ellas aún inéditas) el Museo presenta el pensamiento y la actividad de los Capuchinos, el contexto cultural y religioso en el que actuaron, insertados en amplios caminos de la tradición y la historia de Milán.

La oferta de la colección permanente - que incluye artistas como Jacopo Palma el Joven, Camillo Procaccini, Giandomenico Tiepolo, Guercino y artistas del siglo XX italiano como Boccioni, Sironi, Carrà, De Pisis (...) va acompañada de exposiciones temporales - continúa el objetivo de preservar, estudiar y difundir la historia, el arte y la cultura con el espíritu que siempre ha impregnado la actividad de los Frailes Menores Capuchinos de Lombardía.
Así lo expresan bien las palabras de Fra Galdino, en la célebre cita de Manzoni: "Somos como el mar que recibe de todas partes y vuelve para distribuir".
Las obras de arte, patrimonio de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, son "devueltas" a través del Museo para que todos puedan disfrutarlas. Por este motivo la entrada es, y será siempre, gratuita, contando una vez más con la generosidad de todos para apoyar las actividades del Museo. Ahora, a través del arte, los frailes capuchinos siguen acercándose y ofreciendo la posibilidad de vislumbrar la Belleza.