Camerino, en el centro de una zona montañosa no contaminada, domina desde lo alto de la colina la gran cuenca bordeada al sureste por el Sibillini. De origen umbrío, municipio romano con magistrados propios, la ciudad ya era sede episcopal en 465. Capital del ducado lombardo, del condado y de la marca Franche, entró en la vida comunal en una etapa temprana. Destruida en 1259 por el ejército de Manfredi, la ciudad fue resucitada por la familia da Varano, que se mantuvo en el poder sobre un vasto territorio hasta 1539 tras alcanzar la corona ducal.

Actualmente, la sede original de los museos municipales cívicos y diocesanos está inhabitable, pero desde 2019 las colecciones cívicas y diocesanas se encuentran en el edificio “Venanzina Pennesi”, que cuenta con modernas instalaciones y herramientas digitales de vanguardia.

La exposición concede gran importancia a la civilización figurativa del camerte del siglo XV: 'la más notable escuela pictórica de Las Marcas', como la definió Federico Zeri, caracterizada por geometrías poéticas y luminosas acompañadas de la expresión de sentimientos tiernos y sinceros. Por tanto, no puede faltar la obra más emblemática y significativa para Camerino, la Anunciación y Cristo en la piedad de Giovanni Angelo d'Antonio, el manifiesto más sorprendente del siglo XV en la región de Las Marcas.