La pintura al óleo - que representa con solemnidad e introspección el encuentro entre Cristo y la Samaritana con una particular composición en quiasma de las dos figuras reconocible por una expresividad y emotividad únicas - fue atribuida a Luca Giordano ya en la monografía de Ferrari y Scavizzi (2003) y confirmada en anteriores publicaciones de subasta (Christie's 1995, San Marco 2006), con dataciones que oscilan entre los años 1680-1690 y 1697.

La obra refleja un clasicismo culto, enriquecido por influencias de la pintura romana - en particular de Rafael, Carracci, Pietro da Cortona y Carlo Maratta - y de elementos del colorismo veneciano, aprendidos por Giordano en sus estancias en Venecia. Estas características, identificables en la Samaritana en el pozo, son estilísticamente compatibles con la serie de la Huida a Egipto realizada por el mismo autor y hoy conservada en los museos de Madrid, Budapest y Nueva York. 

Además, la obra ha sido protagonista de un importante proyecto de restauración a cargo de la restauradora veneciana Claudia Vittori, lo que permitirá una apreciación más completa de la misma.