Desde la antigüedad, el hombre ha vuelto su mirada hacia la bóveda celeste para escudriñar sus secretos, fascinado e intrigado por los planetas cuyo movimiento ha influido en su vida y actividades desde tiempos inmemoriales.

Para los estudios astronómicos escogió lugares particulares que pudieran facilitar las observaciones de los planetas, de sus movimientos; entre estos lugares se encuentra la torre de la Specola, construida entre 1712 y 1726 en el Palacio Poggi, en cuyas salas se encuentra ahora el museo astronómico de la Universidad de Bolonia.

Dividida en varias salas, entre ellas la Sala de los Meridianos, la Sala de los Globos y la Sala de la Torre , ofrece una amplia visión de los instrumentos que en el pasado utilizaban los astrónomos como las esferas armilares (que reproducían el movimiento de los planetas a través de un sistema de anillos de metal) o telescopios de madera para observar el cielo, relojes, instrumentos náuticos y topográficos que servían para orientarse.