Reproducción de un esenciero de marfil. Tiene una forma tubular con decoración circular a lo largo de su perímetro, además cuenta con una tapa, la cual tiene una protuberancia en la parte superior para poder cogerla y abrir el recipiente. 

En Roma, además de las personas, se perfumaban las salas de los grandes palacios, los teatros, los vestidos, el vino, los estandartes de las legiones, cuando iban a la guerra o cuando volvían victoriosas de sus conquistas. También se usaban innumerables perfumes en las ceremonias religiosas como ofrendas a los dioses, en los entierros y en las fiestas familiares, especialmente en las bodas. Los esencieros llevaban una tapa para asegurarse de que el olor del perfume o de las esencias que contenía no se perdiera.