Arnulf Rainer (Baden bei Wien, 1929) y Emilio Vedova (Venecia, 1919-2006), a pesar de sus diferencias generacionales y educativas, los unió una larga amistad y compartieron una experiencia artística similar, concebida en contacto responsable con los acontecimientos del propio tiempo. La cita veneciana continúa un diálogo que comenzó en 2020 en Baden bei Wien en el Museo Arnulf Rainer, donde la exposición "Arnulf Rainer & Emilio Vedova: 'Tizian schaut'" ofreció la oportunidad de reinterpretar, a través de los dos artistas, las relaciones que han marcó la historia entre Venecia y Viena.

La decadente Viena, su prestigiosa historia y su lento declive, por ejemplo, le recordaron a Vedova la caída de Venecia, aproximadamente un siglo antes. En la capital austriaca, el maestro tuvo contactos de negocios, amistades, frecuentaciones y un intercambio cultural que cultivó con esmero, junto a su esposa Annabianca.Las razones que llevaron a la Fundación Vedova a compartir con entusiasmo este proyecto en colaboración con el Museo Arnulf Rainer son múltiples y conectan idealmente Viena y Venecia a través de la obra de dos grandes artistas de nuestro tiempo. Su historia, que ha trazado un pensamiento fuerte y auténtico en la investigación artística de la posguerra, testimonia una humanidad atenta y sensible que expresa, a través de sus obras, la fragilidad de nuestra existencia y su belleza como un ente consciente de su propia imperfección.

Vedova pertenece a una generación de artistas que inevitablemente se han definido por el potencial para el mal y el derramamiento de sangre en la Segunda Guerra Mundial y los riesgos de la pasividad frente al totalitarismo. Para Arnulf Rainer, pintor autodidacta influenciado principalmente por el surrealismo y el expresionismo abstracto americano, el punto focal de la investigación artística es la cruz, para él la abreviatura del rostro humano: "Ponte frente al espejo, observa tu rostro, verás que adentro está dibujada una cruz ahí, por todos lados”.