Imagina Venecia, donde cuatro artistas se encontraban inmersos en la máxima expresión de la belleza frágil y eterna. Fuente inevitable de inspiración, Venecia ha llevado a los artistas a concebir sus reflexiones sobre la noción de Ego: Ego como yo, primera persona del singular. Io como Ich, mediador entre el consciente y el inconsciente. El yo como sujeto pensante. El ego se convierte en EGO para el artista como héroe, mano creadora, la que decide sobre la Belleza.

¿Qué ha sido del papel del artista en el mundo contemporáneo? ¿Es su poder comparable a una omnipotencia indiscutible? ¿Está llamado a presentar la unidad del yo a través de la repetición sin fin? ¿O su función es, más bien, inquietar al espectador, representando exactamente lo contrario de lo que llamamos Belleza Clásica?

Carles Valverde , Didier Guillon, Vangelis Kyris y Anatoli Georgiev cuestionaron estas cuestiones, en las que Arte y Belleza aparecen entrelazados en la nueva exposición exclusivamente masculina del Palacio Bonvicini.