La maqueta del cenotafio del Papa Inocencio XI Odescalchi del escultor francés Pierre-Étienne Monnot (1657-1733), adquirida recientemente por el Estado para las Galerías Nacionales de Arte Antiguo, es un suntuoso monumento en miniatura: una escultura compleja, realizada en terracota y maderas pintadas, de imponentes dimensiones y extraordinaria finura, embellecidas además por el juego cromático de los falsos mármoles y por los destellos de las terracotas doradas que rebotan entre los ropajes y las miradas de las figuras. Por dimensiones y exhaustividad de ejecución es una obra única en su género, la del modelo de presentación. 

Hasta hace unos meses, la maqueta, publicada por primera vez recién en 1995 por Andrea Bacchi, estaba en la capilla del Palacio Odescalchi en Piazza Colonna, visible solo para los estudiosos que la solicitaban. De modo que la obra que hoy pasa a formar parte de las colecciones de las Galerías Nacionales Barberini Corsini para disfrute del público era prácticamente desconocida hasta hace muy poco tiempo. La compra es el resultado de una fructífera colaboración entre las Galerías y la Dirección General de Antigüedades y Bellas Artes y en esta feliz ocasión me gustaría agradecer en particular a Beatrice Bentivoglio Ravasio que dirige el IV servicio de la Dirección General, Maria Pace Odescalchi, que hizo por la familia, y finalmente Carlo Orsi, cada uno por su aporte diferente y complementario, así como por supuesto Paola Nicita, Yuri Primarosa y Maurizia Cicconi, los curadores de las Galerías que acompañaron la adquisición de la obra y curaron su presentación. para el publico. 

Para presentar este extraordinario objeto al público por primera vez, lo hemos recogido en la exposición Dando forma a la idea. Pierre-Étienne Monnot, Carlo Maratti y el monumento Odescalchi, algunas obras que cuentan la historia. Es una historia de ideas y comparaciones entre artistas, en este caso Pierre-Étienne Monnot -el escultor predilecto del príncipe Livio Odescalchi, que encargó la obra- y Carlo Maratti, protagonista absoluto del panorama artístico romano de aquellos años. En cierto momento Maratti, por elección del príncipe Odescalchi, se hace cargo de la "invención" del monumento, normalizándolo y haciéndolo más canónico y académico. Monnot tenía en mente una solución mucho más excéntrica y original, plasmada en el bello boceto en terracota del Bargello que presentamos en la exposición, pero prevaleció la tradición.