Más de veinte artistas, más de veinte obras muchas de las cuales site specific: EMOTION lleva al público en un viaje de emociones para que puedan sentir muchas, muchas más.

Sorpresa, confusión, deseo, alegría, miedo, espera, angustia, felicidad, orgullo, excitación, nostalgia, admiración, alivio, tranquilidad, vergüenza. ¿Cuántas emociones inspira un artista? ¿Y cuántas se retienen dentro de la obra?

¿Y cuáles experimenta un espectador frente a esa obra? ¿Y cuántas se mantienen en el tiempo y cuántas cambian y cómo cambian? Cuando se trata de emociones, son más las preguntas que las respuestas, son siempre más las emociones que las certezas.

Un hongo alto de tres metros da la bienvenida e invita al viaje, ya había sucedido en un cuento de hadas, en otro viaje, en otro mundo, en otra maravilla. Esta vez el hongo es de Carsten Höller y el viaje es en el arte. Así comienza EMOTION, el arte contemporáneo cuenta las emociones, para continuar con mucho más, con otras emociones.

Continúa con el asombro de encontrarse frente a las altísimas figuras de Luigi Mainolfi, en el claustro exterior, caminando sobre un suelo de océano; en el desconcierto de las catedrales imaginarias de Piero Pizzi Cannella y en la maravilla de su Camera Picta inspirada en Rafael; con el encanto de las refracciones luminosas y sonoras de la aurora boreal recreada por la obra interactiva de Alessandro Sciaraffa; con la atracción hacia el bosque encantado de la video instalación de Masbedo (Nicolo Massazza e Iacopo Bedogni) o la atracción hipnótica y concéntrica de los ludoscopios de neón de Paolo Scirpa.

Un viaje de emociones que se convierte en relación e interacción entre los visitantes gracias al entorno de Gregor Schneider; un universo de colores a través de los prismas descomponibles de la artista coreana Kimsooja; un microcosmos onírico de visiones posibles e imposibles de Tony Oursler; las grandes figuras de superhéroes reinterpretadas por Adrian Tranquilli hasta el proyecto site specific de Nedko Solakov que devuelve a la dimensión de la narración en clave astuta, a veces irónica.

Y si el techo, el suelo y las paredes estuvieran envueltos en un bosque de zarzas y libélulas de Pietro Ruffo, ¿qué emoción sentirían? ¿Y si pudieran caminar entre las Erme de Luigi Ontani sintiéndose parte de ellas? ¿Y si el propósito de Laure Prouvost, con su video-instalación y el gran candelabro mecánico, fuera haceros experimentar un éxtasis paradisíaco, se abandonarían? ¿Y qué curiosidad mueve al visitante a explorar, investigar y tratar de descubrir en las naturalezas muertas, creadas también gracias a la inteligencia artificial, de Matt Collishaw los significados más ocultos?

Eva Jospin pone sus emociones en paisajes y arquitecturas de cartón; Annette Messager las cuelga del techo, dedicándolas al cuerpo humano, a través de fotografías en redes de pesca, formas coloridas y un gran Pinocho; el colectivo AES + F en lo que define como psicoanálisis social revela y explora los valores, los vicios y los conflictos de la cultura global contemporánea; Subodh Gupta utiliza objetos para evocar recuerdos y finalmente Paul Morrison, gracias a sus dibujos neo románticos y pop-naturalistas, conduce a paisajes y emociones inesperadas.