La Certosa di San Giacomo data de la segunda mitad del siglo XIV, por voluntad del Conde Giacomo Arcucci, Gran Camerario de la Reina Giovanna I de Anjou, como lo demuestra el valioso fresco que remata el portal de entrada a la iglesia, que data hacia 1371 y ejecutado por el pintor florentino Niccolò di Tommaso. El fresco representa a la Virgen entronizada con el Niño con el Conde Giacomo Arcucci y la Reina Juana I y los Santos Santiago y Juan Bautista. La estructura del monasterio responde a reglas canónicas precisas: "casa alta" o convento de clausura y "casa baja" con dependencias de servicio. Hoy la Certosa presenta una estratificación de intervenciones que a menudo se han superpuesto, transformando incluso la preexistente. Tras las incursiones piratas, la Certosa sufrió graves daños y, a partir de 1563, fue objeto de importantes obras de restauración, como lo demuestra el gran claustro tardorrenacentista. El último acto, que influyó mucho en el futuro deterioro del conjunto, fue con la unificación de Italia, cuando los bienes y rentas de los monjes cartujos de Capri fueron cedidos a la iglesia de Ischia. Un proyecto de restauración orgánica comenzó en 1927, con el Superintendente Gino Chierici, quien sacó a la luz las estructuras originales del siglo XIV. Recientemente, la Certosa ha sido objeto de una intervención de restauración y adecuación vegetal por parte de la Superintendencia de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico de Nápoles y Provincia. Dedicada a San Giacomo, la iglesia es el edificio más alto y por lo tanto domina toda la estructura de la Certosa, perteneciente a la estructura original del siglo XIV.