La villa romana más grandiosa de la isla es Villa Jovis, situada en lo alto del promontorio oriental, última residencia del emperador Tiberio. Las excavaciones realizadas en 1935 han sacado a la luz un vasto edificio, que gravita alrededor de un gran cuadrilátero central en el que se ubican cisternas. Se accede al palacio a través de rampas que suben hasta el llamado viale dei mirti y terminan en un vestíbulo, al que precede un atrio tetrástilo con cuatro bases de mármol blanco, sobre las que se alzaron cuatro columnas de mármol cipollino. Las habitaciones adyacentes se utilizaron para la caseta de vigilancia. Un gran corredor con piso de mosaico blanco conduce a un segundo vestíbulo, desde el cual se pasa, hacia el este, al piso superior ocupado por el baño y la vivienda. El sistema de baños, que se extiende por todo el lateral del edificio, se compone de una serie de cinco habitaciones paralelas al pasillo; en el calidarium (para baños con agua caliente) hay dos ábsides, uno con bañera, otro con pila de bronce para abluciones. El lado oeste tenía un edificio de varios pisos para los sirvientes, con habitaciones idénticas dispuestas a lo largo de un corredor. El barrio de la residencia imperial, en cambio, al que se accede por una rampa, está formado por un gran salón hemiciclo y estancias más pequeñas; mientras que el alojamiento privado del emperador, situado en la cima extrema de la montaña y orientado al norte hacia el interior de la isla y al oeste sobre el mar, separado del resto del palacio, constaba de tres estancias: un vestíbulo de entrada, con Terraza con marquesina al frente, y dos ambientes con amplios ventanales y pisos de marmol policromado con incrustaciones.