Nadie se levanta de la mesa, salvo necesidades urgentes. Es obligado detenerse entre los últimos pedazos de postre, las servilletas arrugadas, las bebidas partidas a la mitad y los cubiertos perdidos. Disfrutemos del hechizo de la convivencia. En suma, la Sobremesa .

Término español , como español es Ignasi Monreal (Barcelona, 1990) quien lo celebra, e indica el dolce far niente, en la mesa, después de haber comido una comida. Término introducible, pero ¿de qué sirve traducir un arte apreciado y practicado por todos los mediterráneos? Viva la ociosidad posprandial.

Nos encontramos frente a una mesa cargada, frescos de una velada cuyas huellas son visibles en las copas de vino más vacías que llenas, un cenicero rebosante y todo lo que puebla el alegre campo de batalla que llamamos ' cena de verano con amigos en Italia '. Todo, excepto los platos y las bandejas, se sustituyó de la noche a la mañana por reproducciones hiperrealistas, al óleo sobre lienzos de forma ovalada y redonda, en escala 1 a 1 con las delicias originales. Los encontramos instalados en las paredes, junto a otras mesas que inmortalizan lo que queda de los banquetes íntimos.

Una celebración de la vida, del merecido descanso, de ese ritual que realizamos tres veces al día, a lo largo de nuestra vida, a veces con prisa, a veces con calma, con amigos o solos, sobre la marcha de pie o tumbados en la hierba.