El león ha sido siempre una prueba, un desafío para los artistas, para los escultores de todos los tiempos.

Un tema que ha mantenido su fuerza evocadora, de coraje, realeza, protección, a lo largo de los siglos. Existen testimonios desde la antigüedad, desde el siglo V a.C. en Sri Lanka hasta la Esfinge de Giza del siglo III a.C.; desde los leones estilóforos que protegían las entradas de las iglesias medievales hasta el Marzocco de Donatello  a Daniele e il leone de Gian Lorenzo Bernini; desde los cuatro leones del siglo XIX en Trafalgar Square, obra de Edwin Landseer, hasta el reciente quinto león, rojo llameante, del artista multimedia Es Devlin, realizado con el apoyo de Google Arts & Culture.

A menudo ubicado en la entrada de iglesias, palacios, puentes, con la función simbólica de guardianía, nunca ha perdido su poder y su centralidad en la historia del arte.

Así también sucedió en Brescia, la Leonessa d’Italia, gracias al escultor Domenico Ghidoni (1857 - 1920) y a una importante comisión en el marco de la actualización urbanística necesaria, en la década de 1880, después de la construcción de la estación de tren.

Dos leones monumentales para la Leonessa: esta fue la idea de Antonio Tagliaferri, arquitecto encargado del diseño de la actual Piazza Repubblica y destacada figura cultural de la ciudad, muy cercano a Giuseppe Zanardelli. La realización de las esculturas fue encomendada a Domenico Ghidoni quien imaginó dos figuras gigantescas, una de pie y otra sentada, dominando las dos torres del perfil de la Puerta. Davide Lombardi, uno de los principales proveedores de piedra para el Vittoriano de Roma, fue encargado de conseguir los bloques y para que esta obra resultara "totalmente bresciana" se eligió una piedra local. Pero algo salió mal y los dos gigantes quedaron incompletos y nunca vistos. Hasta hoy.