La escultura en mármol estatuario representa el mito de Narciso, el hermoso cazador hijo del dios Cefiso y de la ninfa Liríope, y nos ofrece una profunda reflexión sobre la complejidad de la percepción y la búsqueda interior.

El significado de la obra, aunque rico en simbolismo, como en otras obras de Jago, se deja a la interpretación del espectador. El reflejo representado no es el inmediato y tangible que vemos en el espejo, sino una imagen alterada que conduce a la percepción mental. La escultura invita a considerar el límite del observador externo en comprender la interioridad ajena, resaltando la diferencia entre lo que aparece en la superficie y la complejidad de los pensamientos y emociones que se esconden detrás: como observadores, estamos limitados en el acceso a lo íntimo de un individuo, y lo que vemos es solo una parte de la realidad.