En respuesta al tema de la Bienal de Arte 2024 "Extranjeros en todas partes", la Fundación Marta Czok concluye la temporada de la Bienal albergando el proyecto de arte público Todos venimos de algún lugar de Marina Moreno, comisariado por Jacek Ludwig Scarso y con la participación de Michael Meldru, Jenny Davis y Edson Burton.

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Realizado con el apoyo del Arts Council England (ACE) y originalmente encargado por Tate Liverpool en 2019, el proyecto celebra el derecho humano al movimiento y la migración, y la riqueza cultural que esto conlleva.

Marina Moreno, artista interdisciplinaria nacida en Venecia y residente en Bristol (Reino Unido), proviene de una historia familiar de migración, cuyas raíces se pueden encontrar, además de en Italia y el Reino Unido, en España, Brasil, Francia, Estados Unidos, Lituania y Mongolia. Inspirada en esta experiencia, Marina Moreno fue invitada por Tate Liverpool, como parte del programa Tate Exchange, a crear una obra participativa donde compartir historias de migración y desplazamiento.

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Al traer de vuelta el símbolo de la cuerda de astillero en referencia al puerto de Liverpool, los participantes creaban esculturas que reflejan la lejanía de su primer hogar y los viajes realizados en el proceso.

Ahora las cuerdas se encuentran en Venecia, punto de origen para Moreno, igualmente enfatizado por la presencia del agua. Los canales, aquí como en Liverpool, retoman una historia de continuo desplazamiento causado por múltiples factores: desde el intercambio económico hasta la necesidad de refugio político, y nuevamente, al imperialismo y colonialismo. Estos factores de alcance global tienen un impacto específico en el individuo, creando una infinidad de narrativas personales que reflejan en conjunto la fluidez de lo que nos otorga la percepción de pertenencia geográfica.

Son precisamente estas narrativas las que se comparten en Todos venimos de algún lugar, en el centro de las cuales la intervención performativa, es decir, el diálogo oral entre los participantes y los artistas involucrados, se convierte en el eje de una experiencia artística que encuentra forma en las esculturas creadas y en la documentación, a través de texto y video, de lo que las inspira.

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"Veo el ensamblaje colectivo de nuestras esculturas de cuerda", cuenta Marina Moreno, "dando forma a una instalación que crea un paisaje surrealista sin fronteras, donde nuestros viajes se acercan entre sí, complementándose el uno con el otro". Y agrega, "estas esculturas representan historias de:

LLEGADAS Y PARTIDAS

VIAJES FÍSICOS, PERSONALES Y ESPIRITUALES

LA CONEXIÓN CON NUESTRA CULTURA ORIGINAL

Y LA CULTURA QUE DECIDIMOS ABRAZ