La palabra “icono” tiene dos significados: su etimología griega hace referencia a los conceptos de “imagen” y “semejanza”, mientras que su uso generalmente se refiere a la pintura religiosa, en épocas más recientes el término se ha asociado a la idea de modelo. , figura emblemática. La imagen -su capacidad de representar una presencia, entre la aparición y la desaparición, la sombra y la luz, de representar un espacio físico y de generar una emoción empática en los visitantes- está en el centro de esta exposición concebida para los espacios expositivos de Punta de Aduana y el contexto veneciano en particular, constantemente enriquecido por el diálogo interminable entre Oriente y Occidente.

El icono - vector del paso hacia otro mundo y otros estados de conciencia (contemplación, meditación) - nos devuelve a una realidad trascendental con el poder de actualizar la presencia de lo invisible, creando una emoción o un deslumbramiento estético y espiritual. Se trata de los iconostasios, dispositivos que ocultan a los oficiantes del culto detrás de un muro de imágenes, como una puerta al mundo divino. Son obras que generan espacios como tantas pausas o lugares de meditación en la era de la saturación de imágenes y su apropiación indebida. Pinturas vivas, rituales y todo lo que hace de la imagen un espacio de relación entre los seres humanos y que los trasciende constituye el corazón de la reflexión que propone la exposición.

Citando a Marie-José Mondzain, que en su reflexión filosófica dedicada al cineasta ruso Andrej Tarkovsky subraya cómo el autor de la película Andrej Rublëv, a través de su poética cinematográfica: "arranca el icono de la Iglesia y asocia la aventura de la mirada a la constitución de una nueva asamblea". Las obras recopiladas invitan, a través de la exploración del significado mismo de la imagen, a compartir lo visible.