Lynette Yadiom-Boakye pinta figuras misteriosas, fascinantes y cargadas de enigmas. Parecen retratos, pero es un engaño, porque no se trata de personas reales, sino de personajes ficticios que solo habitan el mundo creado por la pintura. El artista británico, de origen ganés, se inspira en su propia memoria e imaginación para construir los rasgos físicos y psicológicos de los protagonistas de sus cuadros a través de las especificidades del lenguaje pictórico. Las obras expuestas están protagonizadas por personajes masculinos y femeninos, siempre negros, decididamente austeros, tranquilos, pensativos.

Sus pinceladas evidentes, estructurales, difundidas con la inmediatez de un gesto que no admite revisiones, resaltan las cualidades materiales de la pintura al óleo, su presencia viva, y al mismo tiempo se caracterizan por una economía de medios que a veces saca a relucir una espacio crudo, sin resolver.

Esta exposición presenta un grupo de obras que pertenecen a la Colección Sandretto Re Rebaudengo. Fechadas entre 2013 y 2018, las obras ejemplifican la investigación del artista, que desarrolla un apasionado análisis de las posibilidades expresivas del medio pictórico, y al mismo tiempo destaca sus presupuestos ideológicos, históricos y contemporáneos.

Las escasas referencias contextuales, los fondos apenas insinuados o totalmente abstractos, la indumentaria genérica, amplifican esta sensación de indeterminación. Contrariamente a la tradición del retrato clásico, no hay pistas para definir las peculiaridades del individuo, su pertenencia a una época, una profesión, un estatus social. No es su realidad como personas lo que se representa, sino su humanidad intrínseca, hecha esencial pero no trivial. El hecho de que todas las figuras sean negras es un tema central, que el artista no pretende enfatizar en clave política, y que sin embargo pone en juego el canon occidental y la ausencia/invisibilidad del sujeto negro en nuestra historia cultural y artística. . En esta perspectiva, es relevante el juego de miradas directas o desviadas, atentas o distraídas, que se establece entre personajes y público, porque da forma a una dinámica de poder, de control, de relación sujeto/objeto, como se evidencia en obras como Diamantes. y Medianoche, Cádiz, ambas de 2013.

En otras obras el cuerpo negro es el protagonista, en su fisicalidad, presencia, belleza. Son los cuerpos de los bailarines, tema recurrente en la obra del artista, que evoca a Degas, pero aquí el cuerpo está en un estado de quietud, expresando una elegancia tenue, como en Switcher, 2013, en cuyo centro se encuentra la sensual espalda de la mujer se destaca, en un movimiento fluido apenas insinuado.