Una nueva etapa en el descubrimiento de la belleza de la seda en las colecciones textiles del Palazzo Madama - Museo Cívico de Arte Antiguo de Turín. La rotación de los objetos expuestos en la sala de tejidos del museo, comisariada por Maria Paola Ruffino, ofrece un viaje al arte textil del siglo XIV al XX, con una nueva elección de tejidos y prendas que discurre a lo largo del hilo común de la seda. .

El terciopelo, el tejido más rico y grandilocuente, ilustra el esplendor de los tejidos de finales de la Edad Media y del Renacimiento, a menudo tejidos con oro, trabajados en Italia y solicitados por todas las aristocracias, no solo por Europa. Florentino es el paño con el icónico motivo de granada y flor de cardo, en oro y carmesí, mientras que también es florentino el más refinado terciopelo 'arabesco' verde y plateado, de inspiración oriental, muy parecido al realizado para la novia de Cosme de Medici, Eleonora. de Toledo, que lo luce en el célebre retrato pintado por Bronzino hacia 1545, conservado en los Uffizi de Florencia.

A través de los motivos geométricos que caracterizan las composiciones decorativas de la segunda mitad del siglo XVI, el viaje pasa por las flores y las volutas del gusto barroco para llegar a los imaginativos diseños desarrollados en Lyon para la vestimenta en el siglo XVIII. La gracia y la ligereza dominan el diseño, que combina elementos del mundo natural, representados de forma extremadamente naturalista, con arquitectura, chinoiserie y exotismo, en composiciones de gran variedad y efecto. Desde mediados del siglo XVIII, la decoración textil sufre la progresiva simplificación que acompaña a la afirmación del gusto neoclásico: lo seguimos en los tejidos en los que las flores se miniaturizan y se superponen con fondos rayados, dejando luego sólo las rayas como protagonistas.

En el clima historicista de la segunda mitad del siglo XIX, y nuevamente en el siglo siguiente, los diversos modelos decorativos desarrollados en siglos anteriores regresarían en gran número, revisitados por los fabricantes textiles inspirándose en artefactos antiguos recolectados en museos. Este largo viaje en la historia de los tejidos se ilustra en el Palacio Madama no sólo con paños bidimensionales, sino también con un conjunto de prendas masculinas y femeninas, del siglo XVIII al XX: frac y chalecos bordados, una bata femenina y un caracò con grandes flores, vestidos de raso y tafetán con colores vivos y sorprendentemente iridiscentes, que abren la mirada a la historia de la moda y a cómo la seda siempre ha sido la protagonista absoluta.