La exposición presenta las recientes adquisiciones por parte de la Fundación de Arte Moderno y Contemporáneo CRT del vídeo Apéndice para una súplica , 1972, de Ketty La Rocca , de sus libros de artista con algunas obras gráficas y fotográficas realizadas entre 1970 y 1974.
Appendice per una supplica es uno de los primeros videos de artista realizados en Italia, filmado en colaboración con Gerry Schum y presentado en la 36ª Bienal de Venecia en la sección "Video-tapes", junto con la exposición de libros de artista "El libro como lugar de research”, comisariada por Renato Barilli y Daniela Palazzoli, en la que se presentó En principio Erat, 1972, de Ketty La Rocca.
En ambas obras los gestos de las manos son centrales pero, a diferencia de lo que hacían en esos años, de diferente manera, artistas como Bruno Munari y Alighiero Boetti , Ketty La Rocca no respeta los códigos de comunicación, no utiliza el lenguaje de señas, ni la tradicional expresividad de los gestos italianos . Libera al gesto de las manos de cualquier significado predeterminado y trata de conquistar una nueva libertad en la imagen, una fuerza expresiva inédita, situándola en un vacío prelingüístico como en el caso del vídeo, o combinándola con textos breves. que son deliberadamente sin sentido como en el libro Al principio erat.
No es casualidad que el título de ese libro evoque la epifanía del logos en el evangelio de Juan, ese instante auroral de sentido en el que el verbo aparece como la plenitud del ser, aún no corrompido por los códigos del lenguaje, aún no disminuido por las convenciones y por falsas correspondencias de lenguas y léxicos.
En el mismo 1972, en obras como el Tríptico Sin título , presente en la exposición, el artista va sustituyendo los perfiles de las imágenes fotográficas por una minuciosa caligrafía de frases desprovistas de todo sentido inteligible, tanto que la escritura, huérfana de contenido, parece rendirse a su propia belleza lineal y fundirse en diseño. Con el dibujo Ketty La Rocca está recuperando una nueva posesión de las imágenes, incluso de las más nobles de la historia del arte, totalmente opuestas a su consumo mediático. En años en que el arte conceptual se nutrió de incruentos juegos tautológicos entre fotografía y texto, La Rocca regenera la potencia visual de la palabra y la imagen a través de una insólita carga existencial que estalla en la repetición obsesiva de la palabra Tú sobre la superficie fotográfica: es el tú del observador que debe responder al yo del artista para que las dos mitades del símbolo se reúnan, para que las imágenes y las palabras vuelvan a tener sentido.