Km 2,6 es un vídeo realizado por Giuseppe Gabellone (Brindisi, 1973) en 1993. Es una de esas raras obras que llegan muy temprano en la carrera de un artista y, sin embargo, parecen contener ya el núcleo de su pensamiento en su totalidad. No porque Gabellone sea un caso de fidelidad férrea a una técnica, un tema o una iconografía, de hecho, es todo lo contrario, sino porque la inteligencia que anima ese vídeo se ha ido desarrollando con absoluta coherencia, en estos treinta años. , en la variedad de frutos que produce.

El km 2,6 se configura en un espacio intersticial que se sitúa entre la idea de escultura y la dimensión fílmica. Y las obras que siguieron tienen la misma característica de formarse en una copresencia indecidible de técnicas y lenguajes considerados alternativos entre sí: Gabellone creó esculturas visibles sólo en fotografía; frecuentó el carácter híbrido del bajorrelieve, a medio camino entre el arte bidimensional y el tridimensional, y superó su tradicional ambivalencia con la pictorialidad explícita del color; creó esculturas a través de elementos filiformes; diseñó volúmenes con elementos bidimensionales superpuestos entre sí; confió a la bidimensionalidad del tejido un valor escultórico que rara vez había tenido.

El km 2,6 es una unidad de medida lineal que se convierte en una medida de duración. La longitud indicada es la de la cinta adhesiva que Gabellone, en el vídeo, desenreda alrededor de los muebles y exteriores de su casa familiar en Puglia, hasta incorporar también algunos de los árboles del jardín en una única red escultórica. El flujo de la cinta magnética que registra la obra responde al despliegue de la cinta, traduciendo el espacio en tiempo y el tiempo en espacio.