Del 12 de septiembre al 3 de noviembre de 2024, con motivo de la 24ª edición de festivalfilosofia (Módena, Carpi y Sassuolo, 13, 14 y 15 de septiembre de 2024), en los espacios de las Salas de la Música, de los Encantos y de los Sueños del Palacio Ducal de Sassuolo - Galerías Estensi (Módena), Marazzi Group presenta la exposición Gianni Berengo Gardin. Marazzi, las líneas rápidas, comisariada por Alessandra Mauro.

La exposición, realizada en colaboración con Galerías Estensi, Contrasto, Fundación Forma para la Fotografía y Archivo Gianni Berengo Gardin, celebra el 50º aniversario de la patente de la monococción rápida presentando un valioso corpus fotográfico realizado por Gianni Berengo Gardin para la empresa, alejado no solo de la fotografía de documentación tradicional sino casi único en la historia del gran fotógrafo.

Era 1974 cuando Marazzi, empresa líder en el sector de la producción cerámica, inventa la monococción rápida, revolucionaria patente tecnológica que cambió para siempre el proceso de producción de los azulejos. Para documentar este salto tecnológico, fundamental no solo para la empresa sino para todo el sector, tres años después el fotógrafo Gianni Berengo Gardin es invitado a realizar una documentación de estas nuevas líneas de producción.

La empresa, como siempre, le deja total libertad expresiva, no requiere una documentación puntual sino que confía en su creatividad. El fotógrafo se encuentra inmerso en un ambiente limpio, eficiente, con sabor internacional, del cual le fascina especialmente la velocidad productiva y esa cinta transportadora donde colores, formas, diseños parecen mezclarse en un remolino: el sujeto del proyecto se convierte, por lo tanto, casi de inmediato para él en el ritmo colorido de la producción, muy diferente de otros contextos industriales en los que había trabajado.

El desafío para el fotógrafo es capturar y devolver en forma de imagen el flujo de colores y formas, cristalizando momentos del proceso productivo como si fueran piezas de un mosaico. El uso del color se convierte en una elección obligada, al igual que el cambio de perspectiva: Berengo Gardin se acerca a los sujetos, se detiene en los detalles, enfoca el objetivo en formas que se vuelven abstractas. Las imágenes que crea se convierten así en piezas de un gran mosaico, un fresco fotográfico que cobra forma dentro del espacio de trabajo contado como un universo abstracto, un flujo dinámico, una danza de colores y formas. De ahí surge un corpus con una estética inédita para el autor, que combina precisión y poesía, narrando "el tiempo colorido y rápido del trabajo que cambia".