Stefano Tamburini (Roma, 1955-1986) fue un "ingeniero de medios" profético cuya compleja producción gráfica -que abarca desde el diseño a la música, pasando por la moda, la edición y la publicidad- se relee a la luz del concepto de aceleración, núcleo fundacional de su poética. y tema crucial del debate actual sobre cuestiones contemporáneas como la automatización, la evolución maquínica, la singularidad tecnológica y la utopía/distopía tecnocapitalista.

La exposición, comisariada en colaboración con Valerio Mattioli, sigue la actitud típica del artista ante el plagio y la mezcla de imágenes: para resaltar las transformaciones de su investigación, presenta un aparato visual que abandona el concepto de originalidad y la exposición del fetiche a través de una reelaboración de sus producciones en el periodo comprendido entre 1980 y 1986.

Para ampliar el concepto de aceleración tras la estela del propio Tamburini, la exposición va acompañada de aportaciones textuales encargadas al filósofo Franco “Bifo” Berardi, la teórica Amy Ireland, el DJ y músico Steve Goodman y el diseñador Silvio Lorusso.

Ya fundador de Cannibale, una de las revistas clave de los 77 italianos, Tamburini fue ante todo el alma iconoclasta de Frigidaire, la revista mensual de costumbres, política y cómics que, a partir de 1980, se convertiría en el terreno privilegiado para sus experimentos en el campo visual Para Frigidaire Tamburini perfila el papel del diseñador gráfico, definiendo así su característica estética fría y maximalista: delineando la icónica línea en zigzag creada con tijeras de sastre para dar movimiento e inquietud al diseño, grabando oblicuamente las áreas de color, Recurriendo a una tipografía impactante, concibiendo experimentos conceptuales de metamoda y arte fotocopiado, Tamburini acuña una respuesta suburbana muy personal -fría, hosca y forzada- al naciente imaginario posmoderno. Prefiere el robo a la cita, la deconstrucción de lo moderno a su recuperación imparcial, el humor cínico de los suburbios romanos donde creció a la ironía burguesa del Milán de Ettore Sottsass y Alessandro Mendini, del grupo Memphis y de la revista Domus. En esta clave, explora las posibilidades de herramientas como la fotocopiadora -con la que crea las historias de Snake Agent, manipulando y recombinando cómics de los años 40- y la expresividad de materiales banales como el cartón Bristol.