Lugares del alma y pretextos figurativos ensalzan una forma especial de mirar. Antonio Finelli describe lo que vio sin detenerse demasiado en los detalles. Capta la luz del día en medio de arquitecturas desprovistas de bullicio humano: el resultado es la atmósfera visual de un mundo inmóvil, donde parece escucharse el "langage des fleurs et des chooses muettes", tal como lo imaginaba Baudelaire.

En esta continuidad expresiva es sobre todo válida la luz que se deposita sobre las cosas vistas: Antonio Finelli imagina el paisaje como "naturaleza silenciosa" y continúa así un diálogo fecundo con la "Escuela romana" que revive en los lugares donde se posa su mirada. . Lugares con una tradición de pintores y arte que ha impregnado calles, plazas y hasta el aire de la ciudad. Es una pintura culta que surge de la meditación para alcanzar un alto grado de expresividad. Los paisajes están grabados como camafeos de luz y color: la variabilidad de los temas, afirmada sin ceder a la uniformidad, escenifica las cualidades de una conmovedora elegía luminosa.

La exposición organizada por Medina Art Gallery con el apoyo de CoopCulture , se enriquece con los textos críticos de Duccio Trombadori y Gabriella Centi.