La exposición se conecta idealmente con el centenario de la conclusión de la Primera Guerra Mundial, proponiendo un camino que, a través del arte de dos siglos, reflexiona sobre los conflictos de una manera más amplia, artística y poética, personal y colectiva, estética y ética. La exposición se desarrolla por asonancias, contrastes, armonías y desarmonías, sin criterio cronológico. Un itinerario que sugiere y testimonia múltiples lecturas sobre la guerra.Las obras escogidas para la exposición pretenden ilustrar la tensión que ha existido siempre entre la creatividad individual y la urgencia de afrontar un tema tan omnipresente.

La disposición de la exposición procede por asonancias, contrastes, armonías y desarmonías. La decisión de no seguir un criterio cronológico deriva del deseo de respetar el aquí y ahora que no sólo preside la creación de una obra de arte, sino que es el resultado inevitable de su ser historia y su destino. Y es precisamente para subrayar la absoluta contemporaneidad de cada obra -sobre todo en un tema siempre presente como el de la guerra- que cada una de ellas ha sido escogida de tal manera que haga resonar sus motivaciones más profundas y poéticas, a través de la comparación. con otras obras, portadoras de sensibilidades distintas, si no opuestas.

El proyecto expositivo se articula en torno a tres temas: Viejos y nuevos mitos, sobre ideologías que tanto en el pasado como en la actualidad han estado a menudo en la base de conflictos, o sobre las mitologías que han derivado de ellos; Teatros de guerra. Fronteras y fronteras, que brinda a los artistas la relectura de las imágenes de guerra que se suceden ante nuestros ojos, donde las fronteras dividen lo que está "adentro" de lo que está "afuera"; finalmente Ejercicios de libertad, más específicamente dirigidos a lo que el arte puede decirnos sobre nuestro futuro, no como proyección de un presente rencoroso y conflictivo, sino como espacio para la creatividad.