El Museo del Palacio Pretorio se complace en acoger la primera exposición individual de Simone Pellegrini en Prato. La exposición forma parte de Pretorio Studio, el dispositivo que desde 2016 ha abierto su patrimonio cultural estratificado a la interpretación de artistas contemporáneos , a lo largo de más de siete siglos.

A pesar de la intensa actividad expositiva del pintor boloñés, esta es su primera intervención en un museo de arte antiguo y moderno, cuyo resultado culminará con la producción de una nueva gran obra, acompañada de algunas obras seleccionadas creadas entre 2012 y 2019.
Desde 1996, la obra de Simone Pellegrini evoca paisajes, cosmogonías y cartografías arcaicas que recuerdan iconografías antiguas, místicas y paganas, en un movimiento temporal desde posibles orígenes demiúrgicos hasta la Edad Media. Su obra es una excavación arqueológica en la memoria colectiva e inconsciente; a veces se ha referido a la psicología y el psicoanálisis, desde las teorías de la sexualidad de Freud hasta los arquetipos de Jung. Por otro lado, el proceso técnico y de producción parece respetar leyes y rituales, desde la rígida y recurrente gramática triádica de los colores primarios, hasta la elección de la monotipia (del griego antiguo, huella única), matriz creada por el artista para crear piezas individuales de la composición, usadas una vez y luego destruidas. Cada obra, por tanto, se vuelve irrepetible.
Este tipo de imágenes, como los iconostasios de Pavel Florenskij sobre la "frontera entre el mundo visible y el invisible", finalmente encuentran espacio en este tiempo gracias a su anacronismo.

La búsqueda del origen, como sugiere Walter Benjamin, no conduce nunca a la génesis, sino a “aquello que brota del devenir y del perecer, como restauración, como restauración de ambos lados, y precisamente por eso, como algo imperfecto e inconcluso”. .

En la riqueza y variabilidad de sus representaciones antiguas, alegóricas y sagradas, la colección del museo parece ocultar y fomentar este tipo de lectura. En particular, el título hace referencia a uno de sus hallazgos más enigmáticos: un muro de signos indescifrables que datan probablemente del siglo XIV , dibujados por los acusados en espera de recibir la sentencia del pretor. En derecho, la expresión "res judicata" significa "definitivo", pero si se pronuncia, parece aludir a lo que en realidad aún está sujeto a juicio y discusión, evocando la ambivalencia de una lectura rígida o "abierta" del pasado.

La exposición, instalada en la primera sala de la planta baja donde comienza y finaliza el recorrido expositivo del Pretorio, con su denso imaginario subyacente anticipa y completa la visita.

Curada por Verónica Caciolli.