La Torre Eiffel es sin duda el monumento más famoso de París y Francia, así como uno de sus mayores símbolos. Se trata de una torre autoportante de hierro forjado de 324 metros de altura, incluidas sus antenas, de unos 20 metros de largo, que se utiliza para transmitir señales de radio y televisión. Fue diseñado por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889, así como el centenario de la Revolución Francesa. Inicialmente, estaba destinado a ser una estructura temporal, con una duración prevista de no más de veinte años, pero terminó convirtiéndose en una parte integral del paisaje parisino. En los años posteriores a su construcción, la estructura se utilizó de hecho como estación para observaciones meteorológicas, para experimentos sobre la resistencia del aire y como una antena de radio gigante. La torre se utilizó en 1908 para enviar el primer mensaje de radio de larga distancia y luego para comunicarse con buques de guerra y aeronaves, así como para interceptar comunicaciones enemigas durante la guerra. Durante 40 años, la Torre Eiffel fue el monumento más alto del mundo. Se puede recorrer en su totalidad, subiendo sus 1665 escalones, o a través de ascensores panorámicos transparentes. En la torre hay tres terrazas en las que es posible detenerse para admirar la vista. Con motivo de la transición al nuevo milenio, en el año 2000 se montaron más de 20.000 bombillas de color amarillo-blanco en la estructura: desde ese momento, todas las tardes desde la puesta del sol hasta la una de la madrugada, la torre brilla intermitentemente durante 10 minutos cada hora. . Además, junto con el brillo de la tarde, también es posible admirar el efecto del faro (con un alcance de 80 km) colocado en lo alto de la torre que gira a su alrededor con su haz de luz.