Arrullado por el sonido del mar y el canto de las cigarras, inmerso en la naturaleza salvaje, embriagado por el aroma del mirto, la retama y el lentisco, llegará a la Roca del Oso, majestuoso monumento natural forjado por el viento sardo. La imponente escultura, que da nombre a todo el promontorio, domina el mar cristalino del extremo norte de la isla. Tierra de mitos y leyendas, Capo d'Orso es quizás la "Tierra de los Lestrigoni" homérica, gigantes feroces capaces de asustar incluso al valiente y astuto Ulises.