La vida en la Tierra está gestionada por un software sofisticado e invisible que nos permite existir, un cálculo sutil hecho de millones de correlaciones y equilibrios entre el hombre, especies animales, vegetales, hongos, bacterias, minerales, campos magnéticos, escudos atmosféricos, ciclo del agua y recursos minerales, fruto de milenios de adaptación. Continentes, océanos y polos deben considerarse ahora como una única red neuronal, un hábitat mundial de conexiones.

En el Antropoceno, contaminantes, noticias falsas, propaganda, virus, economía, energía, se propagan por todo el sistema planetario cada vez más rápidamente y potencialmente con resultados fuera de control. La correlación entre la crisis ambiental, el aumento de la dependencia de la tecnología, potencialmente destructiva en nuestras manos y la involución cultural de Occidente, nunca ha sido tan alta en siglos anteriores.

La videoinstalación de Alessandro Zannier, apoyada por OOM (Alex Piacentini y Nicholas Bertini), propone una visión artística y emocional de la multitud de big data ambientales y antropogénicos registrados en estos últimos años, muchos de los cuales son proporcionados por universidades y el CNR, poniendo en escena el crecimiento exponencial de las hipérboles de los gráficos sobre las alarmas denunciadas por la Agenda 2030, hacia la inevitable llegada del "punto de inflexión", o punto de singularidad, más allá del cual las reacciones en cadena se vuelven rápidas, impactantes e irreversibles.

La instalación sugiere, con la ayuda de imágenes de archivo y datos estadísticos, una correlación entre el empobrecimiento cultural y el aumento de los daños ambientales. Las pérdidas sufridas por el patrimonio artístico e histórico mundial a lo largo de los siglos, unidas a estudios recientes sobre el empobrecimiento del léxico, la simplificación del análisis de sistemas complejos, el analfabetismo funcional, la dependencia de prótesis cognitivas tecnológicas y en general sobre el nivel de educación de los llamados países civilizados, ahora claramente en retroceso, dejan un terreno fértil para las peores propagandas y una creciente intolerancia hacia el análisis de la complejidad y hacia la esfera intelectual de la sociedad.

La obra, instalada en la sala inmersiva M9 Orizzonti, acompaña al espectador idealmente a lo largo de la evolución de estas curvas exponenciales en 10 minutos totales de crecimiento emocional, respaldada por el otro elemento protagonista que es Escalation soundscape, la instalación sonora realizada por el propio artista, también músico y autor de larga trayectoria con el seudónimo de Ottodix.