Clara Mallegni, Exhibition Casa Museo Ugo Guidi, Forte dei Marmi

cerrado

Clara Mallegni:

Historias Perspicaces

De 15 junio a 27 junio 2025

Aceptada la tarjeta Artsupp

Casa Museo Ugo Guidi

Via Civitali, 33 , Forte dei Marmi

Cerrado hoy: abierta Miércoles a 16:00

Perfil verificado

El Museo UgoGuidi - MUG de Forte dei Marmi, en coincidencia con la 200ª exposición y los 20 años de actividad, presenta las obras de Clara Mallegni tituladas Historias de las Gafas, tanto en el museo como en el Hotel Logos, introducidas por Vittorio Guidi y con presentación crítica de Massimo Bertozzi. Estará presente Mario Locatelli, presidente de MUG 2 de Massa, con una intervención sobre las gafas. Una producción artística ligada a la contemporaneidad de la figura femenina y masculina capturadas en una investigación estilística que se hace patente y necesaria para sugerir en la búsqueda de la postura, en un gesto o una mirada siempre concreta su propio elemento y sujeto narrativo, de 'conversación'. Caracterizado por insinuaciones de partitura musical o breves adagios rítmicos que recuerdan la conexión con los carteles publicitarios de autor, impregnados del sentido del uso del collage como forma de expresión -consagrada y ligada al universo artístico de las colocaciones y a las alternancias de tipo lingüístico- las obras de Clara Mallegni nos narran en clave moderna sobre la identidad y la importancia casual en un entrelazamiento de Historias, para una exposición de arte que encierra similitudes y contrastes con un contenido estilístico palpable. Una mirada de interés por la estética de los años 90, por las producciones de moda angloamericanas declaradamente explícitas y fascinantemente pintadas con cuidado reconocible, las propuestas figurativas -poliédricas y seductoras, creaciones de damas en constante dinamismo y resolución estética vivaz- perspectiva- o retratos de personajes ilustres, creados por Clara Mallegni, (artista y directora del museo dedicado al maestro Ugo Guidi), resuelven y descifran esquemas interpretativos planteando interrogantes siempre brillantes a su sujeto de interlocución. ¿Cuál será el tributo o interrogante mayor de carácter moral ligado a la tendencia y contemporaneidad de una moda de pura clase, capaz de equilibrar tradición y diversión, que desde siempre ha elegido y debatido su protagonismo en el ámbito creativo? La respuesta es un desfile de rostros notables del arte en un homenaje a la colectividad por un objeto de lujo que se transforma en sujeto narrativo, en un marco de intenso lirismo de impacto, formalizado ciertamente por las corrientes pop modernas pero en primer lugar por el tratamiento de un largo concierto de imágenes estudiadas, de hombres y mujeres, no estigmatizados por el tiempo, sino capturados en su polifacética capacidad de innovación; creaciones completas y resueltas gráficamente con la técnica mixta de collage y temple que nos muestran sus habilidades para discernir con sutil ironía y ocultar las cualidades de pura belleza y gusto estético inteligible, concretizadas en un descubrimiento constante y reproducidas con un toque vívido y acentos de color - gracias a sus 'llamativas y siempre verdes' 'Gafas de sol todoterreno'. Un motivo y una elección de la Escultora Clara Mallegni, valorizada en esta exposición que se convierte en testimonio de historias de rostros de arte, verdaderas y concretas inmersiones, con razón estética y tiempos y modos de exposición 'fotográficos', contenido necesario para no olvidar el valor sensible querido al objeto ya conocido y designar el aspecto plástico y dictamen artístico consagrado a él. "Somos especiales, llevamos gafas de sol..." cantaba Herbert Pagani en una de sus excursiones extravagantes en el lado frívolo del pop nacional. Sí... ¿y quién se acordaba más? Y nos resulta fácil decirlo extravagante precisamente porque se remonta al clima de la mente compuesta juvenil, con el que el mercado cultural intentaba adaptarse a las turbulentas contestaciones que sacudían los cimientos de las reglas sociales. Extravagante sobre todo porque fue propuesto por un "agitador" de la cultura popular europea, que era, sin dar a entender, un préstamo mediterráneo, un meteco de naturaleza, pero sin arrogancia y sin lamentos: nacido en Libia, en Trípoli, un crisol de pueblos y culturas, expulsado aún siendo niño porque era judío, que tuvo una precoz aculturación europea, entre Suiza, Austria y Alemania, para luego recuperar una patria de afecto, en París primero y después en Milán, "en Lombardía que es mi casa". Pintor de fantasía e ilustrador visionario, y luego autor de teatro antes que chansonnier y animador de radio y televisión. A él le debemos, entre otras cosas, el conocimiento de "Le plat pays" de Jaques Brel, "en Lombardía que es mi casa", y de "Les amants d'un jour" de Edith Piaf, ese hotel por horas que en Italia cantaron un poco todos. Con él, las gafas, de instrumento burlón de mortificación, se convierten en sugestión poética y alusión a otra forma diferente de mirar el mundo. Hay una escultura suya, "Gafas de oro", montada con un viejo zapato de cuero que representa un rostro, donde la abertura en el tobillo, rellena de poliuretano, funciona como boca y encima la parte superior abierta, que hace de nariz para sostener un par de gafas de sol, de plástico amarillo y sin lentes, y encima una escobilla que hace de cabello: una "performance" en equilibrio plástico entre ready made y arte pobre, en resumen, la clara expresión de un alma pop. Esta escultura resurge de la memoria al observar el "Paese dei balocchi" de Clara Mallegni, donde resuena el rebuzno del burro, surgido de un hocico que no es propiamente de burrito, como el adquirido por Pinocho, sino una risueña y descarada mueca de burro, que oculta su desfachatez detrás de las lentes de un par de gafas, caras y de marca, y por eso mismo arrogantes y engreídas. Donde la idea pop, que es orgánica a la proposición figurativa de Mallegni, - el rostro plastificado de Marilyn es un ícono perpetuo de una época - se encarna en la continua reaparición de un símbolo de la modernidad: las gafas de sol, que en el caso de Miss América protegen la mirada de la luz pero no resguardan los pensamientos de la previsión de futuros desastres, como la tragedia de las dos torres. Así que estas gafas son en cualquier caso una superposición, siempre un poco postizas, a veces fuera de lugar, además de "fuera de medida". Como las gafas, demasiado grandes y pesadas, de la estatua más famosa de la Madonna, con las lentes que muestran, espejo de un inmenso dolor, la imagen de la madre de todas las madres, doblada por la Piedad por el hijo muerto, que mientras conserva el rostro de chica, se niega a mostrar la mirada de entonces, ya empañada por premonitorias premoniciones. La misma mirada de cuando, casi irritada por el llamado del Ángel, pensaba poder rechazar la idea misma de la maternidad, y con ella la carga de responsabilidad y preocupaciones que de ella se derivarían, como si para ahuyentar los pensamientos bastara con cerrar los ojos detrás de las lentes oscuras, para no sentir más allá de no ver... Y así, por más que el pliegue, único, lineal, aún fresco de planchado, del velo sobre la cabeza de la Nunziatina de Antonello, pareciera aludir a pensamientos límpidos y transparentes, al contrario del enmarañado pañuelo sobre la cabeza de la madre de la Piedad vaticana, lo que une a las dos figuras es el ocultamiento de la mirada, detrás de gafas que ya no son un signo de atracción, sino más bien el deseo de distanciarse del mundo. Así que Monna Lisa se consuela con su "fuga de amor", entre los brazos de Vincenzo Peruggia, y la Dama del Armiño se inquieta solo con pensar en un Monumento a la aguja y al hilo, y alguna otra se adorna con frivolidades, tanto que, pase lo que pase, incluso la vida es un poco una tontería. En resumen, estas imágenes no se dibujan sino que se implantan por conceptos, aunque no pueda existir una pintura de solo ideas y siempre debe haber un "saber hacer" que la respalde, no solo para ensamblar objetos y materiales diversos, sino sobre todo para mezclar y amalgamar técnicas diferentes. Sin pretender resolver las ambigüedades de la mirada, y tratando de convivir con otros puntos de vista; considerando que estamos hablando de gafas, será fácil aceptar que dos simples piezas de vidrio a veces funcionen como un filtro, protección contra la luz y las intrusiones externas, y otras veces como una lente, un estímulo para ver el mundo con los ojos de la mente.

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