La Fundación Ferrara Arte y el Servicio de Museos de Arte del Municipio de Ferrara presentan una exposición antológica dedicada a Agostino Arrivabene, que reúne cuarenta obras entre pinturas, dibujos y objetos mirabilia creados desde 1985 hasta la actualidad.

El título Thesauros hace referencia a los tesoros que, en la antigüedad griega, eran regalos votivos a los dioses. Conocidos son los pequeños templos, llamados precisamente tesoros, como el de los sifnianos, los atenienses y sición, situados alrededor del santuario de Delfos a lo largo de un camino sagrado que conducía al templo dedicado a Apolo, lugar donde profetizaba la Pitia. Es a este concepto de exvoto al que se refiere la producción de Arrivabene: la urgencia artística como tensión hacia lo divino y la búsqueda y desvelamiento del misterio de la creación. Chamanismo, videncia y sueños son tres caminos paralelos que se revelan en un viático iniciático: del vértigo del inframundo a las deslumbrantes presencias divinas.

La disposición se estudia en relación con el eje de perspectiva que se crea en las salas del ala Tisi del Palacio dei Diamanti: en la primera, el reciente y monumental cuadro Erotomachia infera es un homenaje a la Divina Comedia y al quinto canto del Infierno; el trágico destino de los lujuriosos y de Paolo y Francesca y la opresiva gravedad del pecado se contraponen a la obra de la última sala que cierra la exposición y actúa como contrapartida: el cuadro Lucifer de 1999. Lucifer se convierte por sinestesia en el mismo Hades que en el mito griego ha dado cuerpo a los misterios eleusinos y que el artista ha declinado en un verdadero ciclo creado a partir de 2008 que testimonia una obsesión inagotable. Las parejas infernales y regias de Hades y Perséfone se revelan en Du-mal y Ctesia Panax (2011) y en Ea-exit (2016), donde Perséfone, en vuelo, regresa a la tierra tras una larga estancia en el más allá.

Dioses tutelares junto a otros dioses de la mitología griega, presentes con dos rarísimas obras creadas en su juventud, se convierten en Los siete días de Orfeo (1996) y Atenea (1993), icono metafórico del viaje iniciático de Arrivabene que a través del arte, la música y la armonía reordena un canon disolviendo el caos infernal. Estas últimas obras, de excepcional factura, son emblemáticas de su poética pues condensan su amor por el arte primitivo helenístico, renacentista y flamenco.

El Thesauros fero se enriquece con tres trabajos de gran depuración realizados entre 2014 y 2020 con fragmentos radiales de madera petrificada del Cretácico que remiten a la tradición renacentista de las piedras pintadas.

Sin embargo, se ofrece un homenaje explícito al taller ferrarense en dos lienzos que forman parte de un ciclo après inspirado en el retablo de Santa Maria in Porto de Ercole de' Roberti conservado en la Pinacoteca de Brera. Arrivabene ha extrapolado y declinado de manera personal el magnífico paisaje que se abre más allá del trono: en la Gran Obra (2016) el alquimista se ve envuelto en el destello de revelación de la inmensidad del paisaje sublime en el que ha descendido, inspirado por la arquitecturas visionarias de Étienne-Louis Boullee; mientras que en el Sueño de Asclepio, ejecutado sobre una tabla del siglo XVII, la interpretación de la vista se enriquece con la cita del sueño extraída de una crónica escrita por Elio Aristide en el pequeño volumen latino I discorsi sacri.