Desde el próximo 21 de septiembre, Palazzo Albergati acoge la primera gran exposición antológica en Bolonia dedicada a uno de los artistas más extraordinarios y conmovedores del siglo XX: Antonio Ligabue.

Una relación especial entre Arthemisia y Antonio Ligabue, que comenzó en 2017 con una gran exposición en el Complesso del Vittoriano de Roma y continuó con las exposiciones de Conversano y Trieste que han tenido un gran éxito de público y crítica, contribuyendo a la difusión y conocimiento de la obra de un artista que hoy en día es uno de los más solicitados en el panorama nacional.

Paisajes, ferias, escenas de la vida cotidiana y numerosos e intensos autorretratos: más de 100 obras - entre óleos, dibujos y esculturas - serán protagonistas de un recorrido expositivo único donde, a través de la fuerte carga emocional de las telas, será posible conocer la vida de un artista visionario y desafortunado pero que, como autodidacta, fue y sigue siendo capaz de hablar a todos con inmediatez y autenticidad.

Antonio Ligabue, con su vida tan tumultuosa, excluido del resto de su gente, visceralmente ligado al mundo natural y animal y lejos del juicio ajeno, logró plasmar en el lienzo su genio creativo; un hombre, tan loco y único, que con su aspereza expresionista todavía logra penetrar en las almas de quienes admiran sus obras.

Una historia humana y artística extraordinaria y única, que a lo largo de los años ha apasionado a miles de personas, tanto que se ha convertido en protagonista de películas y series de televisión, desde los años 70.

Apreciado y comprendido por importantes críticos y estudiosos en los últimos años de su existencia, cayó en el olvido después de su fallecimiento. Etiquetado simplistamente como un pintor naif - una definición que terminó por minimizar su verdadero valor artístico, llevando a no considerarlo adecuadamente - durante mucho tiempo, Ligabue permaneció en la sombra, una figura de nicho conocida solo por unos pocos apasionados, injustamente ignorado por los grandes circuitos del arte. Solo en las últimas décadas, gracias a un renovado interés por parte de críticos e instituciones, se ha comprendido plenamente su valor como artista auténtico y original, a pesar de su excentricidad. Un talento a menudo malinterpretado, que escondía una poética única y estratificada, capaz de devolver en el lienzo toda la sublime sencillez y dramaticidad del mundo natural.