La pintura representa el martirio de San Bartolomé en el centro. Los verdugos se enfurecen alrededor del santo y le arrancan jirones de piel. Al fondo un cielo nublado. El cuadro fue atribuido a Preti dal Serra (1912). La obra fue realizada por el artista en una fase madura de su actividad, y son bien reconocibles algunas características peculiares: el denso claroscuro de derivación napolitana, combinado con un sabio uso del color, aprendido en un ambiente veneciano. El intenso naturalismo, también de influencia napolitana, es reconocible no sólo en los macabros detalles, sino también en la excesiva caracterización de los personajes, que también poseen una grandiosidad casi escultural.