El lienzo aquí expuesto es una de las primeras obras en las que el célebre artista belga interpreta la poética surrealista con un lenguaje personal, abordando el tema del sueño. L’épreuve du sommeil, o El juicio del sueño, es el título elegido para esta obra, fechada entre finales de 1926 y principios del año siguiente. La cabeza de una mujer recostada con la nuca hacia el espectador se enmarca desde un punto de observación muy próximo, que excluye del campo de representación el resto del cuerpo y el mobiliario de la habitación, salvo un paño blanco. Es en este elemento en el que se ha centrado la crítica, atribuyéndole diferentes significados, vinculándolo a hechos biográficos -como el recuerdo traumático del suicidio de la madre, ahogada en un canal y rescatada con el rostro tapado por la ropa- o interpretándolo como una cita de una 'obra de Man Ray de 1920, consistente en una máquina de coser embalada en una manta que ocultaba su forma, subrayando así el deseo de Magritte de actualizarse sobre las novedades propuestas por los surrealistas parisinos. Voluntad que aflora también en el detalle del cabello femenino realizado con la técnica del peine, propuesta ya por Max Ernst en algunas de sus obras. Magritte escribió de su puño y letra con un pincel en el reverso del lienzo, como era su costumbre, el título de la obra, que se expuso en Bruselas en 1927 en la primera exposición individual del artista.