En el centro de la historia, un rito de los nativos australianos que queman estratégicamente la tierra en una práctica conocida como "combustión en frío": los fuegos se mueven lentamente, queman solo la maleza y eliminan la acumulación de residuos vegetales que pueden alimentar incendios más grandes. El pueblo Nawarddeken de West Arnhem Land, Australia, ha practicado esta práctica durante decenas de miles de años y ve el fuego como una herramienta para administrar su tierra natal de 1,39 millones de hectáreas. Los guardabosques de Warddeken combinan el conocimiento tradicional con las tecnologías contemporáneas para prevenir incendios, reduciendo así el CO2 que contribuye al calentamiento global.