La identidad de la mujer representada en esta obra maestra del pintor florentino, una vez considerada Eleonora di Toledo, consorte de Cosimo I de 'Medici, ha sido cuestionada en varias ocasiones, a partir de la comparación con los diversos retratos de la Gran Duquesa que el propio Bronzino realizado, con el rigor habitual, de acuerdo con un protocolo preciso. Esta dama que se sienta cómodamente en un sillón, hace alarde de su chaqueta de brocado rojo y terciopelo de seda, sobre una túnica amarilla, también de seda, y mira fijamente al visitante, como miraba fijamente al autor del cuadro; también dejó muy visibles anillos, pulseras, collar y un círculo de perlas, y un largo cinturón-joya, tachonado de piedras preciosas. Detrás también hay una hermosa cortina con bandas semitransparentes. La dama que muestra tanto bienestar con tanta facilidad es, con toda probabilidad, Cassandra Cavalcanti, esposa de un banquero florentino muy rico, Pier Antonio Bandini, cuyo retrato se conserva en la Galería Nacional de Canadá, Ottawa. Sus efigies son mencionadas por Giorgio Vasari entre las obras de Bronzino.