La escultura formaba parte, con la Virgen, Magdalena, San Giovanni y Giuseppe d'Arimatea, de una Lamentación desmembrada y dispersa entre varias colecciones privadas. Sólo la figura afligida de Nicodemo, adquirida por el Ayuntamiento de Milán en 1994, pertenece a una colección pública. Destinadas a transmitir a los espectadores el dolor de la muerte de Cristo, las figuras de los dolientes son muy expresivas. En esta obra, otrora policromada, el escultor revela su destreza en el cuidado de cada detalle. El cuerpo está sometido a una dramática torsión del busto, mientras que el rostro, en el que afloran unas venas muy realistas, presenta la boca entreabierta en una expresión de gran sufrimiento y desconcierto.