La magnífica escultura ofrece una imagen conmovedora del Cristo sufriente mientras, privado de fuerzas, parece desplomarse junto a la columna de la flagelación. El artista, formado en Roma en el contexto berniniano, parece sublimar el dolor de los azotados en la expresión casi extática del rostro y en la refinada elegancia del modelo, apto para un espacio reservado a la devoción privada.