La mesa es el único testimonio del Renacimiento piamontés que aún se conserva en el Palacio Real. Concebido como retablo, en el siglo XIX fue donado por el canónigo Giuseppe Benedetto Cottolengo a Carlo Alberto y colocado en la alcoba del rey, donde aún hoy se exhibe. La obra está fechada en 1523 y documenta el estilo del pintor Chivasso, suspendido entre el carácter gótico derivado del arte de los Alpes y la influencia del naturalismo lombardo. La Virgen está sentada en un trono cubierto con un dorado de estilo medieval y sostiene al Niño en sus brazos, representado con el Globo terráqueo con la cruz, símbolo de la redención. A los lados, las figuras de pie son los santos Juan Bautista y Nazario. Abajo a la izquierda, el hombre arrodillado es el encargado de la obra, con el manto adornado con pieles y la cruz de la orden de Malta para identificar su prestigio social. Las figuras aparecen desprovistas de conexión entre sí, unidas únicamente por el clásico dosel que delimita el espacio de la escena.