Los antiguos apreciaban la transparencia y el color brillante, que variaba del amarillo al marrón rojizo, de las perlas de ámbar, uno de los bienes valiosos más apreciados de la prehistoria, resina fósil formada hace millones de años y encontrada principalmente a lo largo del mar Báltico, pero también la atribuían propiedades mágicas y virtudes terapéuticas.
El uso del ámbar se inició en las primeras etapas de la prehistoria, pero se intensificó considerablemente en la Edad del Bronce (II milenio a. C.) cuando, a lo largo de los grandes ríos y pasos alpinos del Resia y Brenner, llegó al sur de Europa y, sobre todo, al Mundo micénico, en cuyas tumbas más ricas se han recuperado miles de perlas. El norte de Italia habría desempeñado un papel destacado en este comercio con el Egeo.
También se han encontrado varias perlas de ámbar (“vaghi” es el término arqueológico) en las áreas habitadas y en las necrópolis terramaricolous, fechadas entre aproximadamente 1600-1150 aC; destinados únicamente a mujeres de alto rango, se usaban en collares o como “topes de pliegue” para los broches de bronce que cerraban los vestidos.
Título: Edad de Bronce. Vaghi en ámbar de la terramara de Castione Marchesi (PR
Autor: Anonimo
Fecha: Siglo XVI-XII a.C.
Técnica:
Expuesto en: Museo Arqueológico Nacional de Parma
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