Las preciosas joyas de oro (siglos VI-VII dC) fueron descubiertas durante las excavaciones realizadas por la Misión Italiana en 1962 en una torre de las fortificaciones bizantinas de Cesarea (Israel). El tesoro incluye un collar de oro y lapislázuli, dos pares de aretes, cuatro colgantes, dos cruces doradas. Si bien el collar forma parte de la tradición orfebre romana, las dos cruces son los elementos más destacados por la técnica de producción, el preciosismo, el contexto cultural cristiano. En concreto, se graba una cruz en griego con las palabras vida/luz (Juan, VIII), con letras dispuestas en forma de cruz. La frase hace referencia a la relación cruz/vida, luz/fe, característica del cristianismo primitivo.