En el ábside de la iglesia de San Francesco in Cuneo destaca el molde del imponente crucifijo de mediados del siglo XV, identificado con la escultura que en la Edad Media destacó en el presbiterio de la iglesia. La obra original se conserva en la iglesia parroquial de Borgo San Giuseppe y fue encontrada durante la campaña de catalogación promovida en 2005 por la Conferencia Episcopal Italiana. De producción ligur y fechado a mediados del siglo XV, el crucifijo sufrió numerosas vicisitudes a lo largo del tiempo: en el siglo XVII, cuando se reconstruyó el altar y el sagrario, fue trasladado a la capilla de la Cruciata, en la nave lateral derecha del monumento. ; tras las supresiones napoleónicas pasó al cercano Hospital de la Santa Croce, donde fue colgado primero en la capilla y luego en las salas. Aquí permaneció hasta 1961, cuando fue trasladado a la nueva parroquia a orillas del Gesso. La detallada descripción de los detalles anatómicos del Cristo moribundo, en la que se destacan la tensión muscular, las arrugas de la piel desgarrada por las uñas, la precisa definición de las venas aún palpitantes en el vientre y los brazos, del cabello con mechones retorcidos y de la rostro demacrado, producen un fuerte poder evocador y realzan, por parte del autor, identificado en el escultor Giacobino d'Ormea, una búsqueda discreta pero precisa del patetismo.
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Detalles
Título:Crucifijo tallado, réplica de un original en madera jacobina de Ormea