El ajuar funerario proviene de un rico entierro perteneciente a una mujer lombarda de alto rango descubierto en 1910, durante la excavación de un pozo en el patio de un edificio recientemente construido en el suburbio de Lingotto, entonces fuera de la ciudad y todavía fuertemente ruralizado. El excepcional ajuar funerario se compone de un par de pendientes de oro tipo "canasta", con largos colgantes móviles y gotas de amatista, un collar de cadena con eslabones de oro, un refinado broche circular cloisonné (peroné) con granates tipo almandino y pastas de vidrio coloreadas, que no se puede descartar que sea un artefacto más antiguo (siglo V), tal vez una reliquia encontrada o transmitida. Dos prestigiosas fíbulas de "estribo" en plata dorada y decoradas con niello, con entrelazado animal de gusto germánico que en su día hubo que sujetar a cintas suspendidas del cinturón, parecen desgastadas desde hace mucho tiempo. Así lo prueba el grado de desgaste de las superficies, la pérdida de los nudos de las placas semicirculares y la reparación realizada en la antigüedad, visible en el reverso de uno de los dos ejemplares. La cruz en lámina de oro, probablemente cosida al velo fúnebre colocado sobre el rostro, estaba formada por un elemento mayor y dos menores (falta uno). La decoración, impresa con un molde rectangular, presenta un entrelazado repetido de dos animales con cuerpos en forma de cinta que se anudan en el centro y terminan con una cabeza con un ojo de un lado y una pata del otro. La trama zoomorfa simétrica y armoniosa (II estilo animalista) representa la fase de desarrollo más madura que se puede seguir en los ajuares funerarios longobardos italianos: no parece remontarse a finales del siglo VI. La cruz es, por tanto, el hallazgo más reciente del ajuar, en consonancia con la opinión más extendida, según la cual los preciados símbolos eran ofrendas realizadas especialmente para la ceremonia fúnebre. Junto a las joyas preciosas, "una palangana semiesférica de lámina de cobre, bien conservada, desprovista de adornos, de 0,31 m de diámetro", de la que no se ha perdido rastro y que no parece reconocible en la cerámica de bronce de origen incierto de el Museo de Antigüedades de Turín.