El bajorrelieve en alabastro floreado (piedra de gran valor del norte de África occidental) llegó al Museo en 1768 tras la compra de la colección del jesuita Luigi Canonici. Quizá procedente de Roma, debió ser originalmente el ombligo de una cubeta circular de unos dos metros de diámetro.
Las antenas muy estilizadas o patas de cangrejo que sobresalen de la cabeza del sujeto permiten identificarlo con el dios Océano: origen no personificado de todas las cosas en la Ilíada homérica, pater rerum y fuerza creadora de la naturaleza en Virgilio, límite del espacio humano, Océano mantiene una relación privilegiada con las estrellas, siendo el elemento en el que se ponen y del que vuelven a salir; precede a la generación de los dioses olímpicos y representa la fuerza fecunda del agua que fluye, que uniéndose a Teti ha engendrado a Urano (el cielo) ya Gea (la tierra) y que alimenta todos los mares, ríos y manantiales. Como símbolo de fecundidad, renacimiento y límite del mundo conocido, Océano pasa a formar parte de cultos mistéricos de origen oriental, como imagen de la inmensidad del imperio romano, entra dentro de la simbología política de Augusto, pero está en la de Severo. edad que la representación del dios conoce su mayor difusión.
Las comparaciones estilísticas permiten datar nuestro bajorrelieve entre finales del siglo II y principios del III d. C.: su modelo iconográfico procede de Egipto y es relanzado en Occidente por los retratos del emperador Septimio Severo.
Título: Bajorrelieve que representa el Océano en florido alabastro marroquí,
Autor: Anonimo
Fecha: siglo II d.C.
Técnica:
Expuesto en: Museo Arqueológico Nacional de Parma
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