La exposición se concibe como la organización de un espacio a través de la instalación de diez obras pictóricas inéditas de Giovanni Soccol, que en su conjunto expositivo determinan un espacio marcado por un ritmo constante que da unidad al conjunto. El tema de este ciclo de pinturas surge de la visión de una arquitectura veneciana que surge del agua donde, reflejándose, se disuelve. De hecho, Soccol ha querido representar el encanto de una aparición que puede desvanecerse, perteneciente más a un sueño que a la realidad.

El conjunto está presidido por un análisis de las relaciones geométricas que vinculan los elementos compositivos en una visión no perspectiva, sino proyectada ortogonalmente al lienzo para no alterar la geometría de las formas. Una luz nocturna conecta y une los elementos, dotando a la arquitectura de una atmósfera metafísica, no nueva en la obra del artista veneciano ya que es el hilo conductor de sus investigaciones en las últimas décadas. El tema de esta serie de pinturas consta de diez arquitecturas simbólicas que miran al Gran Canal, comenzando desde la Dogana da Mar hasta la iglesia de San Simeone, cada una de las cuales despertó un interés particular en Soccol, que resultó en un diálogo formal y espiritual.

Los lienzos, cuyo bastidor mide 200 cm de alto por 150 de ancho, están todos pintados con técnicas mixtas, es decir, bases magras al temple, cuerpos de emulsión de agua en aceite, veladuras oleo-resinosas, todo preparado directamente en el taller por el artista, siguiendo una investigación sobre metodologías históricas tradicionales.