Tras la inauguración de las nuevas salas monumentales dedicadas a la pintura de los siglos XVII y XVIII, abiertas al público el 31 de agosto, la Gallerie dell'Accademia di Venezia continúa su actividad expositiva con otra importante iniciativa: Il Bravo di Tiziano, una de las obras maestras de pintura del siglo XVI, llega del Kunsthistorisches Museum de Viena y se exhibirá del 24 de septiembre al 20 de enero de 2022. La pintura, que ingresó a las colecciones imperiales de Austria en 1649, y excepcionalmente regresó a Venecia recién en 1990, con motivo de la exposición dedicada a Tiziano en el Palacio Ducal, se puede ver de nuevo después de 30 años en el cofre del tesoro de la escuela de pintura veneciana. Ocupará temporalmente el lugar de “La Vecchia” de Giorgione, que sale de las Galerías para ser exhibida dentro de la exposición que el museo vienés dedica, a partir del próximo 5 de octubre, a Tiziano (Imagen de mujer de Tiziano. Belleza - Amor - Poesía).

El Bravo, una obra temprana del gran pintor de Cadore, fechable hacia 1515-1520, encaja perfectamente en la colección de las Galerías y, en particular, en el contexto de la sala VIII, dedicada a Giorgione y sus alumnos, representados aquí en la fase juvenil. de su producción: Tiziano con el Arcángel Gabriel y Tobiolo y Sebastiano Del Piombo con las puertas del órgano de San Bartolomeo. La referencia a Giorgione es, en efecto, esencial: la situación representada en Il Bravo -la del entrelazamiento de dos figuras, cortadas a medias y recortadas sobre un fondo oscuro, encuadradas de cerca para solicitar la participación directa del espectador- deriva de inventos del maestro de Castelfranco (sobre la tipología del Guerrero de Viena), a quien se atribuyó el cuadro en repetidas ocasiones desde mediados del siglo XVII hasta finales del siglo XIX. Sin embargo, Tiziano desarrolla la situación de forma original explotando el potencial dinámico y dramático que ofrece la escena.

Otro dato significativo, que relaciona la pintura vienesa de Tiziano con las obras de Giorgione presentes en la sala VIII, es su procedencia de una ilustre colección de la ciudad: en este caso, no es la de Gabriele Vendramin, que incluía La Vecchia, La Tempesta y Il Concerto, sino la del brillante abogado y diplomático Giovanni Antonio Venier, propietario de una prestigiosa colección que incluía también la Santa Margherita de Rafael y el Guerrero de Giorgione, ambos conservados hoy en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Poder admirar Il Bravo, La Tempesta e Il Concertor en un mismo entorno representa, por tanto, una extraordinaria oportunidad también para reflexionar sobre el coleccionismo de las familias patricias venecianas de las primeras décadas del siglo XVI.