Al finalizar la década de los años ochenta del siglo XX, Eva Marisaldi (Bolonia, 1966) hizo su debut en la escena expositiva que la llevó, entre otras cosas, a participar en dos ediciones de la Bienal de Venecia (1993 y 2001). Desde el principio, quedó claro su actitud de observación del mundo y su capacidad para traducir esa experiencia en composiciones visuales difíciles de catalogar según las normas tradicionales y que se manifiestan en diversas soluciones expresivas: instalativas, plásticas, gráficas, video. Partiendo de la actitud de reflexionar y analizar lo que la rodea, Eva Marisaldi dirige su atención principalmente hacia la esfera privada del individuo, la realidad social y el entorno que le rodea, dando lugar a micro narraciones donde las analogías y los contrastes prevalecen sobre la esencialidad del relato.

La artista sintetiza los resultados de su investigación en elementos visuales, sonoros, literarios tan densos en el plano semántico como lineales en el expresivo, donde la fantasía se alterna con momentos de reflexión, la poesía con la ironía. El proyecto ideado para Casa Goldoni es la prueba de ello. Se desarrolla en todos los ambientes del edificio y se compone de una serie de obras originales, diferentes en técnica y tipología pero unidas por una fuente común de inspiración: el autor al que está dedicada la institución museal y su actividad en el campo del teatro, además del mundo del espectáculo y de la representación escénica en general.